Cada día en algún lugar del mundo mueren 2.000 personas de las consecuencias de la violencia armada. La venta y el comercio de armas pequeñas y ligeras, sin control ni responsabilidad, empeora la pobreza y aviva el sufrimiento. Además, su abastecimiento masivo y rápido promueve el abuso de estas armas.
El conflicto armado, el destierro y la migración forzada, la criminalidad organizada y el terrorismo florecen mientras faltan reglas internacionalmente acordadas que regulan el traslado internacional de las armas. El flujo de armas socava y debilita la paz, la estabilidad y el desarrollo socioeconómico.
Admitiendo este hecho, la Asamblea Plenaria de las Naciones Unidas en enero 2010 inició la negociación de un Tratado que regularizará el comercio de armas. Este proceso culminará en Julio del 2012 en una gran conferencia que buscará el consenso de todas las naciones unidas sobre un tratado jurídicamente vinculante. Sus regulaciones deberán ser universalmente preceptivas y obligarán al cumplimiento de los estándares más altos posibles en el comercio de armas convencionales que desde ahora debe ser responsable.
El TCA parte de la idea que el comercio o traslado ilegal de armas será mucho más difícil si todos los países miembros de la ONU se ponen de acuerdo sobre una serie de normas que también hacen aceptable el traslado legal de armas porque eso hará mucho más difícil el traslado ilegal de armas.
¡Este Tratado proyectado no afectará las leyes nacionales en cuanto al traslado interno de armas, ni niega el derecho de los ciudadanos a llevar armas, ni abroga el derecho de un país a la auto-defensa! Lo que sí un estándar internacionalmente acordado puede impedir o reducir será el uso de las armas para abusos de los derechos humanos y para violaciones de la ley humanitaria. Reducirá las ocasiones en que mediante armas ilegales se incita al Terror.
Porque son arraigadas en el nivel más popular y de base y porque participan en las comunidades, las Iglesias son testigos inmediatos de las consecuencias brutales de la violencia armada. A menudo las iglesias tienen que curar almas y cuerpos a la vez de las víctimas de la violencia. Debería encargarse a las iglesias el papel de movilizar las comunidades para protestar contra las armas ilegales, poniendo las experiencias y los relatos de las víctimas a nivel del pueblo ante los ojos de los mandatarios con capacidad de decisión.
Las Iglesias tienen un mirador “privilegiado” para dar testimonio del impacto devastador de las armas pequeñas en todo el planeta ya que son ellas las encargadas de la cura de almas entre las víctimas y entre las familias de aquellas-, sean las naciones ricas o pobres.
Las Iglesias ven las necesidades de la gente, las Iglesias están en la posición única que pueden abordar y enfrentar la epidemia de las armas pequeñas. Ellas pueden identificar las dimensiones materiales, morales, éticas y espirituales. Las Iglesias pueden informar, movilizar y guiar la Comunidad. Ellas pueden contribuir específica y holísticamente a la Campaña Internacional contra las armas pequeñas. Las Iglesias también pueden dar orientación social y política, contribuir perspectivas y enfoques a la campaña a favor de la no-proliferación de armas pequeñas ilegales, exigiendo su control.
(El marco de la política del Consejo Mundial de Iglesias y unas directrices respecto a las Armas Pequeñas y las Armas Ligeras, Comisión de las Iglesias para Asuntos Internacionales, mayo de 2001)
Las iglesias, sus miembros y sus organizaciones relacionadas apoyan a un Tratado que en última instancia salva las vidas y protege las comunidades que la actual práctica del comercio con armas expone a riesgos.
Para reducir la violencia armada ilegal, un Tratado tan ambicioso debe estar a la vez fuerte y efectivo. Un Tratado TCA eficaz y fuerte podrá aplicarse a todas las categorías de armas convencionales. También reforzará y complementará las obligaciones actualmente vigentes de proteger la vida gracias a la Ley internacional y a otras normas internacionales.
Un Tratado TCA para ser efectivo tendrá provisiones que exigen la presentación de informes, la transparencia, la rendición de cuentas y el control del cumplimiento. Solo con estas provisiones puede proteger aquellas comunidades, naciones y regiones más afectadas por la falta de eficacidad en la “regulación” del traslado de armas.
(Declaración sobre la necesidad de un tratado firme y eficaz sobre el comercio de armas, Comité Ejecutivo del CMI, febrero de 2012)